jueves, 10 de marzo de 2016

Cristóbal Colón vs. Alejo Carpentier

A lo largo de la historia y al pasar los años se recuerda la conquista en tierras suramericanas y caribeñas siendo un hecho de gran magnitud pues, todo ese proceso de colonización española produjo innumerables cambios al continente, un ejemplo notorio es el mestizaje. Por ende, cualquier persona de manera inmediata pensaría en Cristóbal Colón como pionero de ese suceso y es allí donde nacen las preguntas ¿Era Colón una buena persona? ¿Solo quería explorar o descubrir que había más allá de lo que él creyó era el límite de la tierra?

Para explicar mejor, hay textos que relatan qué sucedió en aquel momento y cuál fue la actitud de nuestro personaje a estudiar (Cristóbal Colón). Por su parte, él escribió sus diarios de viaje (para este comentario solo se tomará El diario del primer viaje 1492) en donde relata lo que ve y descubre en su llegada por primera vez al Nuevo Mundo, por otro lado, Alejo Carpentier  publica una novela en el año de 1979 titulada El arpa y sombra dando  vida al personaje de Colón y centrando el argumento en los intentos de canonizar este personaje por la Iglesia católica, intercediendo por él el  Papa Pío IX. 



            En tal sentido, existen diferencias notorias desde el punto de vista del personaje de Colón en ambos textos. Hay aspectos que demuestran a una persona que en los Diarios es totalmente opuesta a la que nos ofrece Carpentier en su novela, mostrando al lector una ambigüedad en la manera de actuar y proceder del conquistador. Tenemos pues, que  Colón según el autor de la novela sufría de pasiones, pecados, defectos y ambiciones, Carpentier (1979): “De los pecados capitales, uno solo me fue siempre ajeno: el de pereza. Porque, en cuanto a la lujuria, en lujuria viví, hasta que de ella me libraran afanes mayores…” (p. 25). Esto demuestra que el personaje es totalmente humano y desdibuja esa imagen de “señor” que presenta  en el Diario.

            Otra característica que Alejo nos demuestra de Colón es su gusto por las mujeres y el vino, que era complemento indispensable en sus muchos viajes. En la novela, Carpentier (1979) el personaje afirma que en todos sus viajes procuraba tener las bodegas repletas de vino y en cuestiones de labranza siempre pensó en sembrar viñedos (p. 25)  Asimismo, él afirmaba que vivía en lujuria debido a que decía había “probado” todo tipo de mujeres: la que le picara el ojo, la que se le vendía por unos minutos, etc.
           
Por su parte, lo que más anhelaba era la fama y el prestigio donde la ambición lo llevó a pensar en  realizar una proeza con la que alcanzaría grandes méritos y reconocimientos. Así, decidió hacer lo que fuera necesario para realizar el viaje a las Indias, Carpentier (1979):

(…) poco pesan, muy poco pesan, digo, juntos a los embustes e intrigas con que durante años y años traté de ganarme el favor de los Príncipes de la Tierra, ocultando la verdad verdadera tras de verdades fingidas, dando autoridad a mis decires con citas habilidosamente entresacadas de las Escrituras (…) (pág. 35)

Importándole poco faltar a religión o corona alguna, lo que quería era conseguir sus objetivos. Esto nos conduce a pensar en la contradicción que se arma a partir de ese hecho, Colón nunca fue católico caso contrario se evidencia en El diario del primer viaje (1492): “y es oro, porque les mostré algunos pedazos del que yo tengo, no puedo errar con el ayuda de Nuestro Señor que yo no le falle adonde nace.” (p. 9) Es constante ver como en esos escritos Colón afirma ser fiel católico predicador de la palabra de Dios pero,  en la novela se desmiente afirmando que solo lo hacia  para que los reyes no lo abandonarán en su empresa.

En efecto, se conoce del personaje que no es de nacionalidad española es Genovés, sin embargo, es imperativo ver cómo, constantemente, en los Diarios procura que en las islas quede el sello de la corona española, simplemente porque él decía era “de todas partes”, su afán de ganar lo hizo siervo de la corona española es lo que nos demuestra El arpa y la sombra. Asimismo, se podrá notar como la descripción que Colón ofrece de los acompañantes o marineros de las carabelas es de personas de buena fama y conducta, desmintiéndolo, Carpentier (1979): “Pero la marinería era mala. Más cristianos de muy reciente bautizo, granujas huidos de la justicia, circuncisos amenazados de expulsión, picaros y aventureros, que gente de la iza y de la orza, gente de oficio, bogaban en estas naves.” (p. 44) reafirmando este hecho la premisa de un personaje con acciones ambiguas.

La llegada a las islas es el punto de partida en el que Colón muestra su doble cara, debido a que,  la manera en la que actúa es diversa de acuerdo al texto, primero ese afán por el ORO, en el Diario se nota su interés por conseguir el metal precioso, igualmente, en la novela, pero demostrando su gran ambición. Continuando, el llegar a tierra es descrito como algo maravilloso, Colón (1492): “porque nos tuviesen mucha amistad, porque conocí que era gente que mejor se libraría y convertiría a nuestra santa fe con amor que no por fuerza…” (p. 4) negando haber ordenado a sus marineros prepararse para un combate y posibles ataques o que se carcajeaban de ver a esa gente desnuda indefensa, aspectos que afirma el personaje de la novela.

Además, hay un evento en el que Colón narra que el día 13 de octubre cuando se dio cuenta del oro que había en las islas, en el Diario del primer viaje (1492): “vi que algunos de ellos traían un pedazuelo colgando en un agujero que tienen a la nariz…” (p. 6) es un hecho que se describe como alentador de que sí hay oro pero, no demuestra la codicia como lo hace en El arpa y la Sombra de Carpentier (1979):

Dije: ORO. Viendo tal maravilla sentí como un arrebato interior. Una codicia, jamás conocida, me germinaba en las entrañas. Me temblaban las manos. Alterado, sudoroso, empecinado, fuera de goznes, atropellando a esos hombres a preguntas gesticuladas, traté de saber de donde venía ese oro… (p. 51)

De esta manera, ocurre como cuando nos vemos a un espejo o el ejemplo de un lobo vestido de oveja pues, Colón en los Diarios es esa mansa oveja y en la novela es el lobo. A medida que avanza la historia Carpentier nos demuestra a un personaje desesperado, no por lo que encuentra en cada isla,  que es lo que nos dice en el Diario, sino por conseguir el ORO. Conviene destacar que ese hecho origina la barbarie ocasionando  la muerte a muchos de los habitantes de la isla pues, al no develar el sitio de donde extraían el oro eran apresados, incendiadas sus casas, violadas sus mujeres. 


A partir de estas razones se puede ver como lo que Colón nos cuenta en el Diario no representa la realidad de ese  momento, al leer ese texto queda la sensación de que solo cuenta lo que le conviene, la verdad es que Carpentier hace que eso se desmienta al ofrecer un personaje que reconoce que lo único que le interesaba escribir en sus Diarios eran alabanzas a sus altezas y hallazgos: árboles nuevos, frutas y vegetación desconocida o posibles esperanzas de conseguir el Dorado.


En definitiva, Colón fue y es un personaje polémico se hizo así y la historia nos lo presentó de esa manera  pero, Carpentier nos ofrece una figura con la que podemos  entender  de forma agraciada y sarcástica  lo sucedido   y al contrastarla con la versión del mismo Colón se convierte en algo que vale  la pena apreciar. Siendo un fiel ejemplo de que la perfección no existe en el ser humano.



    
 Referencias 

Carpentier, A. (1979).El arpa y la sombra. México: Siglo XXI ediciones, Primera edición.

·            Medina, J. (Comp.). (1992).Historia real y fantástica del Nuevo Mundo. Descubrimiento del Nuevo Mundo. Caracas, Venezuela: Biblioteca Ayacucho.

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