domingo, 2 de agosto de 2015
El protagónico sacrificio
El mundo entero siempre ha querido revelar el misterio inmerso alrededor de la creación de la tierra, hay quienes prefieren las explicaciones con bases científicas y otros lo que sus creencias o religiones les han dado como cierto. Así, este tema ha dado mucha tela que cortar; y la literatura, sin lugar a dudas, ha impulsado la producción de textos transmisores de conocimientos predicados por las antiguas culturas, con la intención de preservarlos.
En este sentido, el Popol Vuh(también llamado libro del común de los Quiché o libro del consejo) es uno de los libros que destaca las creencias de un pueblo; siendo considerado sagrado para los mayas y el más importante de los textos que se conservan pertenecientes a esa cultura. Asimismo, a partir de ese escrito hay autores que tomándolo como referencia lo insertan en sus obras, es decir, hacen uso de la intertextualidad. Un ejemplo de ello es “La escritura de Dios”(a continuación por sus siglas, LEDD), de Jorge Luis Borges, quien hace muy notoria la relación entre estos textos cuando expresa:
Vi el universo y vi los íntimos designios del universo. Vi los orígenes que narra el Libro del Común. Vi las montañas que surgieron del agua, vi los primeros hombres de palo, vi las tinajas que se volvieron contra los hombres, vi los perros que les destrozaron las caras. Vi el dios sin cara que hay detrás de los dioses. Vi infinitos procesos que formaban una sola felicidad, y, entendiéndolo todo, alcancé también a entender la escritura del tigre (s.a., 1949).
Cabe resaltar, es evidente que hace alusión a los hechos narrados en el Popol Vuh (en lo sucesivo PV). Asimismo, estos textos tienen otros semblantes comunes, donde se destaca el sacrificio que realizan algunos personajes principales, como es el caso de Hunahpú e Ixbalanqué (PV) y del sacerdote (LEDD), quienes con el conocimiento de su futuro fatídico continúan con su propósito. Así, en el PV Hunahpú e Ixbalanquélo anuncian cuando le dicen a Xulú y Pacam (dos adivinos) lo siguiente:
Se os preguntará por los Señores de Xibalbá acerca de nuestra muerte, que están concertando y preparandopor el hecho de que no hemos muerto, ni nos han podido vencer, ni hemos perecido en sustormentos, ni nos han atacado los animales. Tenemos el presentí-miento en nuestro corazón de queusarán la hoguera para darnos muerte. Todos los de Xibalbá se han reunido, pero la verdad es que no moriremos. (p,30)
Del mismo modo, el sacerdote en LEDD cuando soportaba la tortura del encierro, sabía cuál era su destino. Así, piensa “yo, que alguna vez era joven y podía caminar por esta prisión, no hago otra cosa que aguardar, en la postura de mi muerte, el fin que me destinan los dioses”. Mientras, en su interior aguardaba el deseo de conocer el secreto que una noche reconoció como la salvación, entonces se decía:
Horas después empecé a avistar el recuerdo: era una de las tradiciones del dios. Éste, previendo que en el fin de los tiempos ocurrirían muchas desventuras y ruinas, escribió el primer día de la Creación una sentencia mágica, apta para conjurar esos males. La escribió de manera que llegara a las más apartadas generaciones y que no la tocara el azar. Nadie sabe en qué punto la escribió, ni con qué caracteres; pero nos consta que perdura, secreta, y que la leerá un elegido (s.a., 1949) .
Así pues, el sacerdote combatía una batalla oscura en la búsqueda de la “sentencia mágica” que pudiera ayudarlo a librarse de esa condena. Igualmente,Hunahpú e Ixbalanquécumpliendo con sus designios se dirigen hacia el Xibalbá (el inframundo) para luchar contra los reyes de allí. Entonces, debieron soportar una serie de pruebas, como son: la Casa del Frío,la Casa de los Tigres,la Casa de Fuego,la Casa de los Murciélagos (donde perdió la cabeza Hunahpú); En adelante, se cumplió lo que habían previsto, sus muertes (temporales).
Estos tres personajes, sobreponen el interés personal al bien común, dado que prefieren luchar contra el terror de la muerte y la prisión oscura que lo lleva a la ruina (según el caso) por hacer lo que creían correcto. Por ello, Hunahpú e Ixbalanqué planean derrotar a los reyes del Xibalbá; y sólo lo logran después que renacen de sus huesos lanzados en el río (por esto, se diría sufrieron una muerte temporal); hecho este que podría compararse con la resurrección del hijo de Dios en el cristianismo (Jesucristo).
De igual manera, el sacerdote se sacrifica a sí mismo, aunque logra conocer el secreto, se dice “Cuarenta sílabas, catorce palabras, y yo, Tzinacán, regiría las tierras que rigió Moctezuma. Pero yo sé que nunca diré esas palabras, porque ya no me acuerdo de Tzinacán”. No obstante, prefiere seguir siendo un hombre atormentado, quizás a causa de no creer que todo por cuanto él sufría merecía pronunciar un secreto con tanto poder. Finalmente, estos personajes fieles y creyentes a su cultura o religión, cumplen lo que su deseo interior les indica correcto.
Referencias
• La escritura de Dios (El Aleph). (2012). ML GRANDES ESCRITORES - José Luis Borges. (Consultado en julio de 2015). Disponible en: http://www.mundolatino.org/cultura/borges/borges_5.htm
• Recinos, A. (s/a). POPOL VUH. Las antiguas historias de Quiché. Traducción, introducción y notas de Adrían Recinos.
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